La gente se pregunta por qué, si existe Dios, no agita una varita mágica y arregla las cosas haciendo, o al menos influyendo en todos para que hagan, exactamente lo que «deberían» hacer Dios nunca despoja a nadie de su libertad de elección.
La sabiduría de Dios consiste en reconocer y respetar la identidad individual, la libertad y la bondad inherentes de cada alma. Dios comparte el conocimiento –una comprensión profunda de las dualidades de amor y odio, felicidad y tristeza, victoria y derrota, etc. – pero no toma las decisiones por nosotros.
El alma es libre de elegir «ser o no ser», «amar o no amar». El amor de Dios refuerza la voluntad del alma de liberarse de las angustias ocasionadas por malos hábitos como el deseo egoísta, la ira, el miedo, el ego y el apego. El poder de Dios ayuda al alma a reconocer su potencial más intenso y a buscar el objetivo de la perfección practicando el arte de la vida sencilla y el pensamiento elevado.
OM SHANTI