Un verdadero héroe vive el presente con mucha intensidad.
No se desgasta pensando en sus fracasos del pasado ni se duerme en los laureles de sus victorias pasadas, sino que sigue creciendo día a día.
Está abierto a lo nuevo. Cada día se permite a sí mismo ser nuevo y también deja a los demás ser un personaje que puede transformarse a cada momento.
